Cuenta sin saldo.

Rueda pepita de oro, sal de tu mina de saco,
vete a recorrer los prados, no te detengas y
encántalos con tus embrujos regándolos; y ruega
vernos reflejados, tu y yo desnudos bailando.

Llueve cuando llegue mayo, calienta el verano
a cantaros, vive los frescos más raros, e ilumínate
cual rayo sobre un árbol. Y si ardor te da algún
dardo, ráscate que te estás hincado con un clavo.

Salta los muros que antaño te bloquearon lo
soñado, pasa el invierno nevando, cura tu llanto
sangrado. Date de luz los milagros y enciende un
fuego y apágalo, con su albor entre tus manos.

Cena con vino, dulces delirios, carne y pecados,
reza admirándolos y pesa un helado. Vuélvete
prenda y véndete caro, humos y tangos, Santos
y humanos; y vuelve al año, si no has amado…

Vive pepita de oro, hazte fortuna en un banco,
navega en barcos pintados con el color del mar
Caustico. Y a calendario cansado disfruta de tus
buenos ratos, muda contra los armarios y gritando.

‒ Vuelve al solar, prueba un mango, muerde un
palo y siente asco, del gusto que tiene el rábano.

- Y si recuerdas mi ático, nunca olvides que te
extraño, que aunque me quede arruinado, seré
rico recordándonos. Tallando tus labios mágicos
sobre una fruta de mármol, con los cantos encerados.

- Preguntándote que hago, porque hasta en sueños te
hablo. Pasaré el tiempo esperando por mi moneda de
cambio. Y acabaremos diciendo que la verdad salda
lo errado, las respuestas que me has dado y tus engaños.

¿A qué sirves si no gano…?¿De que te sirvo alejados,
de que me sirves pensándonos? Vuélvenos ramo de
nardos erizados, démonos besos borrachos y demonios
agitados; y si el clímax viene a ti vuélate y dámelo.

- Sana tus puntas de triangulo si el tesoro has
encontrado; – y responde que el silencio me hace daño.

‒ ¿De qué sirve amar soñando, con cuales alas andamos?

- ¡Si solo vuelan los pájaros!

‒ Cuenta pepita de oro; – ¿para qué sirven tus labios?

- Me he puesto viejo y ni el diario recuenta lo que nos
amamos, nadie escribe el escenario de lo gastado vagando.

‒ Cuenta pepita de oro; – ¿te has ahogado en algún lago?

Nada pepita de oro; ‒ nada se admite sin contar lo resultado.

- ¡Germina como flor de labios, para libarte en este banco
repujándolos; para comprar un día el diario y leer que valgo!

Cambia pepita de oro… – y paga tus cuentas sin saldo.

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